Imagináis de poder crear un prado florecido, vivaracho, lleno de colores, sin pensar que teneis que cuidarve de ello. Parece imposible, pero no lo es gracias a los “wildflower.” ¿Pero qué son de preciso?
Los wildflower son des flores espontáneas y como tales viven bien también en los lugares más inhospitalarios. He aquí porque no tienen muchas necesidades de cura y su cultivo es fácil y autónomo. Incluso, una vez en campo, proveen solo a sembrarse, éste significa que se reproducen con facilidad año después de año, engendrando efectos ornamentales siempre diferentes.
Además de la escasa necesidad de curas, lo bonito de las mezclas de wildflower son sus colores. Una extensión de estas flores en efecto es a dir algo espectacular, verdadera expresión de la belleza de la naturaleza. Tratándose de flores muy diferentes entre ellos, son capaces de crear composiciones tonales muy agradables, a veces encendidas y llamativos, que se extienden por todo la área de siembra.
Las variedades de flores empleados son muchas, entre éste señalamos por ejemplo las amapolas, los mayas, el borragine, el jaramago, la prímula, la zanahoria salvaje, el trébol, la hierba médica y la manzanilla.
El empleo de muchas especies diferentes también tiene otra ventaja: asegura que el área pueda gozar de flores brotadas por tiempos mucho más largos de una sola estación.
Por todos este motivos los wildflower también son usados de entes y administraciones públicas para recualificar áreas creídas degradáis o también sólo a título ornamental como al Campo Experimental de Prado Florido a Turín o los bancales de las autopistas.
¿Sentiremos hablar de ellos más en futuro? Nosotros lo esperamos, dónde hay color y naturaleza siempre hay algo bonito de ver y de contar.
Credits: Michael Matti, Martin Heigan, Steve Dunleavy